jueves, 29 de noviembre de 2012

Colores del otoño entre Lecina y Betorz

Soy un apasionado de la sierra de Guara. Mi familia procede de la zona norte, la que linda con los llanos pirenaicos antes de las impresionantes cumbres de esa cordillera que compartimos con Francia. Además, vivo en el llano muy cerca del sur de este parque natural. Por ello, puedo decir que conozco bastantes lugares de este merecido parque natural que me entusiasma recorrer, tanto los más conocidos como otros menos populares.

De este segundo caso destacaría Lecina, localidad ubicada a 761 metros de altitud en el extremo oriental de la sierra de Guara, en la provincia de Huesca. Se trata de un pueblo en el que se ha realizado un importante trabajo de restauración con resultados encantadores. Tiene atractivos como su espectacular carrasca milenaria. Pero además, es punto de partida de distintos senderos de una duración que se ajusta al tiempo de estas andadas que os propongo. Por eso no será ésta la única vez que hablaremos de la zona.

Lecina

Hay que decir que a Lecina se accede por una pista asfaltada que parte de una carretera de gran valor paisajístico que une Colungo con Aínsa. Se accede a esta vía por la carretera que une Barbastro y Alquézar, donde poco antes de llegar a la segunda población se ve el desvío a Colungo.

Hoy iremos de Lecina a su vecina Betorz, a alrededor de mil metros de altura. Como podéis comprobar, son alrededor de doscientos cincuenta metros de subida en aproximadamente una hora de ida, pero no se hacen duros si se hacen tranquilamente porque la propia andada alterna subidas y bajadas en ambos sentidos. El sendero está perfectamente marcado y vamos una gran parte del trayecto protegidos por paredes de piedra a ambos lados del mismo, restos de las antiguas lindes de las fincas agrícolas.

El sendero está perfectamente señalizado

Yo que he ido en pleno otoño puedo decir que el paisaje boscoso por el que transitamos recoge una amplia gama de colores típicos de la época, desde los verdes perennes a los ocres, naranjas, amarillos y otros tonos propios de la vegetación caduca. La naturaleza comparte espacio con campos de cultivo, la mayor parte de ellos yermos, y algunos restos señalizados de la presencia humana como un antiguo cubierto agrícola al lado de un aljibe y lo que parece una fuente.

El otoño es una época fantástica para hacer esta ruta

A falta de veinte minutos para llegar vamos a dar a una pista de tierra que en pocas decenas de metros desemboca en la pequeña carretera asfaltada que une Lecina y Betorz. Tenemos que cruzarla porque el sendero se retoma al otro lado. Ya queda el último repecho, gran parte de él por un espectacular suelo de roca madre hasta que llegamos a Betorz cuyas casas se escalonan debido a la pendiente del terreno.

Vale la pena darse un paseo y respirar la tranquilidad de este pueblo, como el de tantos que luchan por sobrevivir. Así, podemos ver casas derruidas con otras recuperadas por sus habitantes o los descendientes de estos que, aunque sea en fin de semana, se niegan a dejar perder este legado. Eso sí, tampoco hay que encantarse mucho que hemos hecho la mitad del camino y tenemos que volver.

Pista asfaltada entre Lecina y Betorz

Podéis regresar por donde habéis venido o como hice yo, bajar por la pista aslfatada para hacer una especie de circuito. La carretera transcurre, curva y contracurva, por un paisaje boscoso impresionante por su extensión y por la tranquilidad que se respira hasta que llegamos de nuevo a Lecina.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Las salinas milenarias de Peralta

Esta andada tiene un atractivo excepcional: las salinas de Peralta. Ya funcionaban en tiempo de los romanos pero se sospecha que podrían tener un origen anterior. Su explotación duró hasta mediados del siglo XX. El conjunto, tristemente abandonado, tiene un grandísimo potencial como centro de interpretación al aire libre, ya que contiene vestigios de casi dos milenios. Ahí es nada.
Lamentablemente, las salinas están en estado de abandono
A Peralta de la Sal llegamos desde Binéfar por dos caminos, según nuestro humor. Ambos coinciden hasta San Esteban de Litera pero, finalizada la recta que precede a esta localidad literana, tenemos una carretera a la derecha que lleva a Peralta directamente y otra, a nuestra izquierda, que nos llevará a nuestro destino pasando por Azanuy. Desde Monzón, tomaremos la carretera que pasa por Almunia de San Juan y la mencionada población de Azanuy. En cualquier caso, recorremos poco más de veinte kilómetros en una media hora, si vamos en coche.

Nuestro itinerario a pie se inicia saliendo de Peralta por la carretera en sentido a Purroy de la Solana. Nada más dejar el casco urbano encontramos a la derecha un camino que está asfaltado hasta las piscinas municipales y la zona deportiva. Ya convertido en camino de tierra, seguiremos a la izquierda. A poco más de un kilómetro, el camino se bifurca. Hacia la derecha, se va a Zurita por el sendero del mismo nombre. Esa ruta la dejamos para una ocasión futura. Giramos hacia la izquierda y a escasos centenares de metros nos encontramos con las impresionantes salinas de Peralta.
El tamaño de las salinas es impresionante
A la entrada del conjunto, en franco deterioro y apreciable estado de abandono, nos encontramos un panel informativo. Colándonos entre las primeras piscinas y una nave abandonada, volvemos a hallar más información sobre la importancia que para Peralta y localidades vecinas tuvo la industria de la sal, que llegó a ser exportada a lugares lejanos.

Es un paisaje lunar. Una ciudad muerta. Ante mis ojos, decenas de piscinas en las que se antiguamente se estancaba el agua del torrente de agua salada que baja de los montes cercanos, vestigio del mar que un día cubrió Aragón. El agua iba corriendo y la sal se iba decantando en un intrincado sistema de canalizaciones. Aún se pueden apreciar los resultados del proceso en varias de ellas cubiertas con alfombras blancas y rosadas de cristales de sal. Enrevesadas calles comunican este sistema de estanques y canalizaciones.
Algunas "piscinas" aún contienen sal

Situándonos de nuevo a las puertas de las salinas de Peralta, hemos de dirigirnos hacia la derecha. Hay un sendero que bordea este complejo por ese lado y que, llegado el momento, nos hace ascender un fuerte repecho. Allí nos encontramos una señal que nos orienta. Serpenteamos en sentido ascendente, obteniendo una impagable visión del conjunto de las salinas y el paisaje del monte literano. Hay que estar atentos ya que no está muy bien marcado el camino.

El bello paisaje del secano literano
Éste bordea por la izquierda una zona de campos de secano en un terreno que ya llanea. Rodeándolos, encontramos un camino de tierra que muere en otro algo mayor. Es entonces cuando hemos de girar hacia la derecha y descender hasta una balsa. La bordeamos y nos dirigimos a la izquierda siguiendo el camino y desatendiendo el sendero marcado porque está muy mal cuidado y la maleza nos impedirá desplazarnos con comodidad.

Ese camino de tierra, paralelo al sendero, topa en una de sus curvas con el final del barranco de Gabasa, lugar en el que finaliza otra de nuestras andadetas publicada en un número anterior; aquella que nos descubría este pequeño y pintoresco congosto de la localidad literana.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Gabasa, el barranco más popular de La Litera

Que La Litera Alta es el aperitivo de las estribaciones montañosas que la sierra del Montsec y el Pirineo ofrecen en su máximo esplendor algunos kilómetros más al norte, debería ser de todos bien sabido. Yo, como literano del llano, siempre asocié mi comarca a una sucesión de campos de cultivo, planicies y granjas. No fue hasta hace unos quince años cuando, al empezar a trabajar de corresponsal periodístico en esta zona y sacarme el carné de conducir, descubrí que, más allá de las chesas, había un grupo de pequeños pueblos encantadores en los que ya se podía respirar el ambiente montañés. Alins del Monte, Baells, Baldellou, Peralta, Camporrells, Castillonroy…incluso Estopiñán antes de que la comarcalización se lo llevará a la Ribagorza.
Gabasa
Pues bien, uno de los rincones más bonitos de La Litera es, sin duda, Gabasa. Esta localidad, con 16 habitantes censados, es una de las menos pobladas de la demarcación. Está incrustada en el Barranc de Gabasa, de indudable belleza paisajística y por el que discurre el río del mismo nombre, afluente del Sosa. Por ahí paseamos en esta ruta.

Digamos que Gabasa se encuentra a mitad del citado barranco. Así que se puede ir hacia arriba o hacia abajo. Para hacer la ruta más atractiva, os propongo ir al extremo más alto y hacer la totalidad del barranco por un sendero perfectamente marcado.
Inicio del sendero
Pero lo primero es lo primero. A Gabasa se accede por una carretera que viene de Peralta de la Sal. Hasta Peralta se puede llegar desde San Esteban por dos rutas diferentes: una con más curvas pero paisajísticamente más interesante, en mi opinión; y la otra cruzando el puente de un Sosa seco y pasando por Azanuy. Desde Monzón, la ruta ideal es dirigirse a Almunia de San Juan, de ahí a Azanuy hasta que llegamos a Peralta y, posteriormente, a Gabasa. De Binéfar a Gabasa hay 26 kilómetros que se realizan en algo más de media hora. De Monzón a Gabasa, curiosamente, hay también 26 kilómetros por lo que la duración del trayecto se supone la misma.

Una vez aparcados en Gabasa (junto a la marquesina es un lugar bastante aceptable, no es recomendable internarse en coche en el pueblo) tomaremos la carretera que va a Purroy de la Solana, ya en la Ribagorza. Al cabo de un par de kilómetros, veremos que, a nuestra derecha, una señal nos indica el inicio, unas decenas de metros después, del barranco de Gabasa. El sendero está perfectamente marcado y sigue el cauce del río.

Unos doscientos metros después de iniciarse el sendero, tenemos el rincón más espectacular con una cascada que baja desde la ladera. Allí hay una mesa con bancos para disfrutar de un buen pic nic a la fresca. Durante todo el camino, habrá otras mesas y bancos en lugares estratégicos para permitir el descanso del paseante. Además, en zonas más escarpadas, escalones y barandillas permiten afianzarse y bajar con seguridad.
Uno de los rincones más espectaculares
Al cabo de unos 25 minutos, llegamos a la localidad de Gabasa. Cerca de una pequeña laguna artificial hay un puente sobre el barranco que nos indica que, siguiendo el congosto, se puede llegar hasta Peralta de la Sal por las salinas. El segundo tramo es igualmente espectacular y algo más salvaje ya que parece menos transitado.
La vegetación en el barranco es exhuberante
Al cabo de unos tres cuartos de hora, acaba el barranco y llegamos a la curva de un camino que tomaremos a la derecha. Subido un repecho, volvemos a tomar un desvío hacia la derecha, acabando en la carretera que une Peralta y Gabasa. Tras unos diez minutos yendo por la carretera (¡¡¡Cuidado, peatón. Siempre por tu izquierda!!!) llegamos hasta nuestro coche aparcado en Gabasa.

Nos vamos de paseo

Hay un punto intermedio entre quedarse en casa y cascarse ocho horas para ascender a una cumbre. Os propongo en este blog una serie de amenos paseos que duran aproximadamente hora y media, unas veces un poquico más y otras veces, algo menos. Así los podéis hacer en cualquier época del año y, lo que para mi es más importante, no tendréis que madrugar.

Aunque en alguno hay algún repecho que otro, en general son andadetas para todos los públicos: solos, con amigos, con los críos... Una cosa importante es que no solo son pateadas por lugares que todos conocemos como Guara y Ordesa sino que os comentaré rutas que se pueden hacer en comarcas menos dadas a este tipo de actividades pero en las que también se han hecho esfuerzos para dar a conocer sus senderos.

Nada más, ¡que vaya bien la andada!