domingo, 9 de diciembre de 2012

Baldellou: el congosto de juguete (1h 15')

La comarca de La Litera (Huesca) está dividida en dos. La Litera alta es como un microcosmos en el que se reproducen patrones de paisaje que más tarde se expanden en el Prepirineo y el Pirineo. Sus montes y barrancos tienen una escala más pequeña que sus hermanos mayores del norte. Por eso el título (cariñoso) de esta andadeta es el "congosto de juguete", que es así como llamo al barranco de Badellou.

Tomando como punto de partida la localidad literana de Binéfar, se accede a Baldellou tomando la autonómica que pasa por Tamarite y Albelda. Cerca de la frontera con Cataluña nos desvíamos a la izquierda hacia Castillonroy por una pequeña carretera que cruza las Chesas, curiosas colinas a base de yeso que sirven de frontera natural entre Litera Alta y Baja. Ya en el otro lado y tras cruzar la nacional 230 que lleva a Viella, giramos a la derecha entrando en Castillonroy y cruzamos el pueblo en busca de la carretera de Baldellou. Una vez llegada a esa localidad, tengo por costumbre atravesarla y parar justo en el cartel que recoge el nombre de la villa, en un rellano de la carretera. (enlace a la ruta en coche http://bit.ly/RjHhhR )

Me he pillado una aplicación para el móvil que se llama Endomondo. Así que os podré dar algunos datos más afinados de lo que suelo, nada más que por hacer funcionar la pichorradeta esa. La ruta tiene unos seis kilómetros y medio y se puede hacer perfectamente en una hora y cuarto. De hecho, el cacharro ha tenido el valor de decirme que en algunos tramos iba a paso de tortuga. ¡¡¡Será porque me he parado a hacer fotos!!!

Una vez aparcado el coche, tenemos que andar unos 2,5 kilómetros por la carretera que lleva de Baldellou a Camporrells por el barranco del Regué hasta llegar al inicio del sendero. El primer kilómetro y medio es de subida suave que por asfalto es bastante asequible. A partir del primer kilómetro nos adentramos en bosque de pinos. Luego, hasta llegar al inicio del sendero, cerca de la boca del primer túnel que hay en dicha carretera, es cuesta abajo. El trayecto nos lleva algo menos de media hora.

A partir de aquí, entramos en el barranco siguiendo la señal de la izquierda

 Al cabo de esos 2.500 metros nos salimos de la carretera y entramos en el barranco de Baldellou como nos dicta una señal de madera. Nos llevará unos diez minutos llegar hasta un pequeño embalse y una presa ante los que vale la pena pararse un instante para apreciar el paisaje. Y es a partir de ahí cuando durante unos cinco minutos escasos vamos por el interior del barranco, al lado mismo del cauce rocoso del río. Sin duda, es la parte más bonita de esta andadeta; por lo tanto, cámaras preparadas.

Dentro del barranco
 Llegamos al final de la parte más estrecha del barranco con un cuarto de hora de recorrido a nuestras espaldas y vemos el inicio de un camino y cómo el congosto se va abriendo. Nos dirige a un antiguo puente de tierra y piedra sobre el que pasa una canalización del agua que baja del barranco y que nos acompaña durante todo el camino. Se puede considerar que el barranco acaba en ese punto y salimos a campo abierto.

Llegamos al final del barranco, nos damos la vuelta y decimos ¡Hasta Otra!
Andamos sobre un camino de tierra durante unos quince minutos hasta que vemos de nuevo la localidad de Baldellou. Como es una andadeta corta, me permito el lujo de incluir una rápida visita al núcleo urbano. Crucemos la carretera por donde hemos subido con el coche para tomar una calle asfaltada al otro lado que nos dirige a la torre de Pubill, una espectacular fortaleza defensiva bastante deteriorada. Tras pasar por el callejón de la cárcel, os recomiendo recorrer las tres calles más próximas. En un alarde de originalidad se llaman: calle Arriba, calle El Medio y calle de Abajo.

Torreón de Pubill

calle de Baldellou
Muchas de las casas de Baldellou tienen unas fachadas muy cuidadas además de identificar con una placa el nombre de la casa, algo muy tradicional en Aragón y que no tiene por qué corresponderse con el apellido de la actual familia que habite el inmueble. Bajando por la plaza de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción llegamos a la carretera que, tras seguir hacia arriba unas decenas de metros nos devolverá a nuestro coche.

¡¡¡Buena Andada!!!




sábado, 8 de diciembre de 2012

Estepa y tomillo: La ruta del Saso de Castelflorite

Tengo especial querencia por el monte y la montaña. Me apasionan sus paisajes, sus cumbres, sus barranqueras y ríos bravos. Y las montañosas son zonas muy agradecidas para el paseante. Pero de vez en cuando me gusta cambiar de entorno porque si algo aprecio de la provincia de Huesca es su variedad de paisajes; una variedad mayor de lo que muchos piensan. Y es que tenemos tanto llano como montaña, aunque la gente de fuera enseguida le asoma a la boca la palabra Pirineos cuando les hablas del Altoaragón.

Una de esas zonas llanas con mayor personalidad es el paisaje estepario de los Monegros. O lo que queda de él ya que los riegos han transformado muchos de los antiguos eriales. ¡¡¡Hasta he visto cultivar arroz!!! Pero aún quedan vestigios de ese antiguo "desierto" de Los Monegros, como lo que aquí denominamos sasos. Aunque es una palabra que tiene diferentes significados según la zona, en lo que nos toca hoy se podría calificar como un altiplano conformado por terreno pedregoso y poco apto para el cultivo. Por eso, precisamente, mantiene la esencia del paisaje inherente a esa comarca.

El Saso de Castelflorite
Recorremos en esta andada la Ruta del Saso, que se encuentra a unos tres kilómetros antes de llegar a la localidad monegrina de Castelflorite. Si tomamos como punto de partida la ciudad de Monzón, hay que dirigirse por la carretera de Alcolea y tomar en Conchel el desvío que indica a Castelflorite. Fijaos en la distancia que hay y descontar unos tres kilómetros para calcular el acceso al inicio de esta ruta. Está después de una curva pronunciada cogiendo un camino a la derecha, que nos lleva al pie del extremo del Saso que vamos a visitar.

Tras dejar nuestro vehículo, tomamos el sendero que rodea el Saso por su base, haciendo caso del letrero que encontramos en el punto de partida y estando muy atentos a los distintos postes que se encuentran semienterrados y en un estado demasiado deteriorado para mi gusto para ejercer bien su labor de guía. Durante unos 15 minutos, aproximadamente, llaneamos por la base del Saso. Si os habéis fijado en las formaciones rocosas de la montaña, os chocará la estructura arenosa de esta meseta. Parece que con paciencia infinita podrías excavarla porque la tierra se desmenuza en tus manos.

El terreno es arenoso y con mucha concentración de cal
La escasa fijación que permite y la alta concentración de cal que se advierte en las manchas blancas que jalonan el Saso explican porque la vegetación se limita a plantas de monte bajo, sin ningún árbol a la vista. En ese cuarto de hora inicial también os recomiendo que miréis al lado derecho del camino, donde comprobaréis los estragos que han provocado las duras inclemencias del tiempo sobre un terreno tan frágil. Aquí y allá se aprecian dolinas, hundimientos del terreno con rocas y tierra colocados de una manera que parece que se han desprendido cinco minutos antes.

La fuerte erosión provoca continuos desprendimientos
Entre el minutos 15 y 25, el camino se va separando del monte, aunque tenéis que seguir por el camino que más cerca esté de la meseta esteparia. Tras vadear un pequeño barranco seco, ascendemos por una ladera hasta dar a una pista de tierra apta para la circulación de vehículos. Es la que nos permitirá ascender hasta la llanura sobreelevada del saso; una impresionante extensión ocupada tan solo por plantas de tomillo, excepto algunas almendreras cultivadas por el hombre. Nos tomará unos diez o doce minutos.

La cima del saso es un extenso tomillar

Una vez llegados a esta cima llana, tomaremos el camino de la izquierda que rodea el saso, esta vez por arriba. Nuestra ruta culmina en el extremo del saso desde el que podemos ver nuestro vehículo como si lo pudiéramos alcanzar tan solo bajando por la ladera. Aquí, tomaos un respiro, aunque la altura no es mucha, como el resto del terreno es llano ahí abajo, las vistas son impresionantes. Además, si miramos hacia el norte tenemos una sobrecogedora panorámica de los Pirineos que he tenido la fortuna de ver nevados en esta visita.
Este altiplano ofrece unas vistas espectaculares

Cuando os hayáis empachado de postales, será momento de bajar con la tranquilidad que da el saber que el resto del camino es cuesta abajo, por lo que os costará unos diez minutos menos que cuando habéis hecho el camino de ida.

¡¡¡Buena Andada!!!


jueves, 6 de diciembre de 2012

Alquézar-barranco de Lumos

Alquézar es una preciosa localidad de la sierra de Guara (Huesca) que ya he visitado en distintas ocasiones. Pero nunca deja de ofrecerme rutas nuevas que recorrer y, además, ajustadas a nuestra horeta y media. Esta vez ha sido una buena amiga la que me ha descubierto este bonito paseo que lleva desde el núcleo urbano hasta el barranco de Lumos.

Tras aparcar nuestro vehículo nos dirijimos a la plaza Rafael Ayerbe, cruzando el casco antiguo de la localidad. Subimos por la calle San Lucas donde vemos el inicio del sendero. Salimos de Alquézar llaneando unas decenas de metros por un sendero que, tras una pronunciada curva, inicia el ascenso hasta el alto de San Lucas.
Subiendo al alto de San Lucas
De allí parten varios itinerarios; seguimos el que se interna en el barranco del Vero por la ladera hasta llegar al mismo fondo a lo largo de un poco más de un kilómetro, en sentido a Asque. Hay que tener cuidado por la mezcla de piedra suelta y suelo arcilloso en el camino. Os lo digo porque yo me metí un buen culazo. En tramos de la pateada hay barandas de madera que van bien para asegurar el paso.
Vista del barranco del Vero
El sendero va descendiendo gradualmente ofreciéndonos espectaculares vistas del congosto, miremos a derecha o a izquierda. Por eso, os recomiendo que vayáis parando y disfrutando del paisaje. Al cabo de una media hora de haber comenzado, llegamos al espectacular entorno del puente de Villacantal; un paso de piedra (¡¡¡ojo, sin barandilla!!!) que nos permite superar el cauce.

Puente de Villacantal
El barranco es espectacularmente estrecho en esa zona del puente y, como curiosidad, hay una fuente natural, es decir, cuya agua no está tratada. Es momento de ascender unos doscientos metros aproximadamente por el interior de un pequeño barranco que tributa en el Vero, el congosto de Lumos.

Inicio del barranco de Lumos
Llegaremos a una encrucijada de senderos. Podemos seguir por el barranco Lumos arriba. Dejarlo tomando el sendero de la izquierda a la Cueva del Trucho y el Covacho de Arpán. O coger el sendero a nuestra derecha hacia la localidad de Asque.

Pues no tomé ninguna de esas opciones sino que volví sobre mis pasos porque ya llevábamos unos tres cuartos de hora de camino y, sumando la vuelta, ya tenemos nuestra horeta y media de paseo.

¡¡¡Buena andada a todos!!! 


lunes, 3 de diciembre de 2012

Senderus Interruptus: Alquézar-Asque

No os asustéis por el título, que el sendero entre estas dos poblaciones separadas por el cañón del Vero se puede realizar sin ningún problema. El caso es que era un domingo después de tomar unos tragos la noche anterior y remoloneé tanto que casi me quedo sin pateadica, lo que me hubiera costado una rayada de cabeza del quince. Pero vamos, que me quedé a un tiro de piedra de Asque, como si hubiera llegado.

Alquézar es una de las localidades más bonitas de la sierra de Guara, y yo diría que de la provincia de Huesca. No en vano está declarada conjunto Histórico-Artístico. A Alquézar se llega desde Barbastro en poco más de veinte minutos. Como localidad preparada para el turismo, podéis aparcar en los estacionamientos de la parte superior del pueblo. Coged desde allí cualquier calle que baje y aseguraos de llegar a la plaza en la que se encuentra el frontón.

De ahí, seguís bajando por la iglesia parroquial hasta dar a la derecha con otro pequeño aparcamiento. Atravesadlo y ya encontraréis a la izquierda el sendero que indica la ruta de Asque, algo más de cuatro kilómetros para llegar y otros tantos para volver en los que podéis invertir unas dos horas yendo a la marcheta.

La ruta es fácil de resumir en pocas palabras. Tenéis una bajada del copón hasta el fondo del barranco del río Vero y luego una interesante subida hasta llegar al borde superior del barranco por el otro lado y encontraros Asque. Así que esto no es llanear, si queréis hacer este sendero os ha de apetecer un poco de ejercicio de piernas.
Iniciamos el sendero y dejamos atrás Alquézar

Volvamos al principio. A los diez minutos más o menos de tomar el sendero que os comentaba y tras ignorar y dejar a un lado el camino a las pasarelas del Vero, del que ya os hablaré otro día, nos encontramos una pequeña ruta más ancha que hemos de coger dirigiéndonos hacia el barranco. Vale la pena hacer una primera parada para contemplar una impresionante estampa vertical que nos permite ver desde el fondo del congosto hasta una Alquézar encaramada en las rocas.

Otros diez minuticos y llegamos al fondo del barranco. Os recomiendo que si váis con tiempo os toméis otro respiro. Tenéis por un lado un antiguo molino que aprovechaba las aguas del Vero y por el otro el bonito puente de piedra de Fuenbaños. Como nos dice en el cartel informativo, un puente no era nada habitual. Costaba una pasta y era la última y más cara solución para salvar el río después de otros sistemas como pasarelas de madera, por ejemplo.
Puente de Fuenbaños

 El correr del agua cristalina nos transmite paz y energía para encarar la subida tras cruzar el río. El sendero está muy señalizado y cuenta con barandillas, primero de madera y luego de metal. A los cinco o diez minutos de haber empezado la cuesta (tomárosla con calma) tenemos otra vista preciosa del barranco aguas abajo. El sendero serpentea y tenemos que lidiar con piedra suelta en el suelo que nos puede dificultar algo la andada.
Algunos puntos del camino proporcionan vistas espectaculares
  Aunque seguimos ascendiendo, dejamos de vista el río para encaramarnos a la parte superior del otro lado del barranco. El estrecho sendero muere en otro más grande y un pequeño cartel nos dice que a Asque se va por la derecha. Cinco minutos después, aproximadamente, tenemos otro punto que nos proporciona una espectacular vista de Alquézar. La cuesta dura un poco más pero se va suavizando hasta que, llaneando, divisamos la localidad de Asque. El bosque de carrasca que ocupaba por entero el paisaje convive ya con algún campo de cultivo.

Aquí es donde me quedé yo, a lo que debían de ser unos diez minutos de ida y otro de vuelta, pero intuyo que el camino ya no registra ninguna bifurcación hasta llegar a Asque. A ver si alguno de vosotros váis y me lo confirma.

Buena andadeta

sábado, 1 de diciembre de 2012

La Selva de Cagicos: De Lecina a Almazorre

Últimamente, estoy optando por elegir un lugar y desde ahí, en sucesivas jornadas, realizar los distintos senderos que parten de dicho sitio. Para una personas como yo, despistada en el día a día y con una programación de las andadas más bien escasa, es un buen sistema para no estar pensando constantemente adonde dirigir mis pasos.

Toda esta perorata para deciros que si la anterior andada me llevó de Lecina a Betorz (yendo hacia al noreste más o menos), la que hoy os cuento se inicia en la misma localidad y me lleva a Almazorre (yendo hacia el este) Y aún os reservo una tercera que, hacia el oeste, me llevó del mismo punto de partida a unas interesantes cuevas con pinturas rupestres. Aún así va bien explicar que para llegar a nuestro destino hemos de tomar en Barbastro la carretera que lleva a Alquézar. Poco antes de esta localidad nos desvíamos por la carretera de Colungo, que nos surge a la derecha, y tras pasar por algunos interesantes parajes entre collados y barrancos, nos internamos en un bosque donde vemos a la izquierda el desvío a Lecina y Betorz. (enlace al mapa en viamichelin.es http://bit.ly/SC9Tzq)

A la entrada de la población hay un aparcamiento ideal para dejar nuestro vehículo e iniciar nuestra andada. Tras internarnos en Lecina, veremos a la derecha una calle estrechica en la zona de la plaza principal. Siguiendo esta especie de pasillo restaurando con el aire rústico que tanto les gusta a los de ciudad, el camino de bifurca. Cogemos el senderio de la derecha que ya vemos indicado como a Almazorre. Pone que se tarda hora y cuarto y se ajusta bastante a la realidad. Por cierto, gracias por poner la duración del trayecto. ¿De qué sirven tantos carteles que hay por el monte si no te dicen si te va a dar tiempo a llegar al destino?
Sendero a Almazorre
Como el sendero a Betorz, el de Almazorre está muy bien señalizado y vamos flanqueados por muros de piedra de alrededor de un metro de altura que delimitan las lindes de las fincas. Durante esa parte del trayecto, internados por el bosque, vamos realizando subidas y bajadas lo que hace el camino muy ameno pero nos obliga también a dosificar las fuerzas pensando en la vuelta. En nuestro camino vadeamos dos pequeños riachuelos que discurren en sendos barrancos. Entre los elementos más destacados del camino hay un gran cajico, que está señalizado. Allí tomamos el sendero a la derecha.

Cagico monumental
En el último tramo, dejamos el bosque y paseamos por una pista de tierra por campos de secano. Ya podemos ir divisando el pueblo que se encuentra en un alto. Aún tenemos que bajar al lecho de un río, cruzarlo (es fácil, no es caudaloso) para volver a realizar una pronunciada subida que nos llevará al pueblo. En la parte más alta nos encontramos la iglesia de San Esteban de Almazorre.

San Esteban de Almazorre