miércoles, 16 de enero de 2013

San Salvador de Castillonroy, la ermita fronteriza (1h 30')

La ermita de San Salvador, en el término municipal de Castillonroy tiene algunas particularidades. Hasta ella no llega ninguna pista forestal ni camino, tan solo el sendero. Por lo tanto no se puede acceder con vehículos. Es una ermita de frontera, ubicada en Huesca pero a escasísimos kilómetros de la frontera catalana. Y sin tener una altura remarcable (alrededor de 775 metros) su localización estratégica permite disfrutar de unas espectaculares vistas de prácticamente 360º (el Pirineo al norte, Cataluña al este, el llano a sur y el prepirineo al oeste)

La ermita se encuentra en la cima del monte que hay detrás del cartel


Una cosa vaya por delante, el que quiera hacer esta andada ha de tener ganas de hacer un poco de faena porque se salvan alrededor de 350 metros de desnivel en los tres cuartos de hora que hay de subida, aproximadamente. Mejor estar en una cierta forma física, aunque creo que es bastante asequible para todo el mundo si cada uno lo hace a su ritmo.

Partiendo en coche desde Binéfar, hay que tomar la carretera A-140 pasando por Tamarite y Albelda. A pocos kilómetros de la frontera con Cataluña vemos un desvío a la izquierda hacia Castillonroy. Es una pequeña carretera asfaltada que cruza lo que en la zona se llaman "chesas" (yesos). Al otro lado nos encontramos con la N-230 que lleva de Lleida a Vielha. La tomamos a la izquierda pero con cuidado porque después de unos centenares de metros tenemos que girar a la derecha en el desvío a Castillonroy. Ascendemos otro pequeño tramo hasta encontrarnos con el pueblo, pero no entramos dentro sino que tomamos el desvío a la derecha de la nueva carretera que nos encontraremos. Un par de kilómetros más abajo encontraremos a la izquierda el inicio del camino que nos llevará a la ermita de San Salvador. Allí podemos dejar el coche.

E iniciamos nuestro paseo.

Tardaremos unos veinte minutos andando por una pista de tierra hasta llegar a lo que puede considerarse el monte en el que se asienta la ermita de San Salvador. No hay pérdida. El único punto conflictivo es cuando llegamos a una Y. Entonces hay que seguir el desvío que parece la prolongación natural del camino por el que ya estamos y olvidarnos del que queda a nuestra izquierda. Si lo habéis cogido bien, al cabo de tres o cuatro minutos veis otro cartel de madera que nos invita a tomar un camino más pequeño a la derecha.

El camino se convertirá en sendero

Tras una curva pronunciada vemos un fuerte repecho con el que podemos considerar que ya estamos ascendiendo el monte que os he comentado anteriormente. Son unos cinco minutos de fuerte pendiente hasta que se suaviza. Al cabo de algo más de media hora el camino se convierte en sendero y comienza la parte más espectacular de este paseo. Y la más dura. El sendero serpentea por el borde de esta montaña por lo que las vistas son increibles.

Vista del llano literano ascendiendo por el monte de San Salvador


Acercándonos a la hora de ruta, nos internamos en el monte para encarar el último tramo que nos llevará unos diez minutos por una zona boscosa, primero; y otra de monte bajo, al final. Podréis ver dos senderos que se entrecruzan, uno asciende más directamente por lo que es algo más duro. El otro da más rodeo así que la subida es algo (solo algo) más descansada.

Último tramo del ascenso. Ya podemos ver la ermita.


Tras una hora de ascenso, aproximadamente, llegamos a la ermita de San Salvador. Os recomiendo que os toméis vuestro tiempo. Primero para descansar pero, sobre todo, para disfrutar del paisaje allá donde queramos posar la vista. Mirando hacia el noreste divisamos el pantano de Santa Ana. Un lado es Aragón y el otro Cataluña. Toda esa parte que queda al otro lado de la zona por la que hemos ascendido nos ofrece una impagable estampa de los Pirineos, más bonitos aún si cabe si subís como yo en invierno porque estaban nevados.

Desde este mirador se admira el Pirineo

La ermita de San Salvador fue restaurada hace unos años


Pantano de Santa Ana


Vista del Pirineo


La vuelta se os hará más descansada si, como yo, os cuesta menos bajar que subir. A mi me costó unos diez minutos menos la vuelta.

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